miércoles, 18 de junio de 2008
DESPOJOS
Desea dar ya al suelo estos despojos
Fray Luis de León
Razonará el estado en que se halla
Y acudirán los pensamientos fieles;
Desarmarán tus ojos, por crueles,
Mientras el juicio sus razones falla.
Intentará salirse de la malla
En que tus ojos tienen sus cuarteles;
Pretenderá borrarte, aunque sus pieles
Anhelarán ser campo de batalla.
Todo esto el alma conseguir procura
Para alejar tus ojos de su lado,
Para seguir en soledad su estado,
Para olvidar a su enemiga dura.
Después el alma, perdidos ya tus ojos,
Desea dar ya al suelo estos despojos.
lunes, 9 de junio de 2008
SOMBRAS SUELE VESTIR
Sombras suele vestir de bulto bello
Lope
No convencen al alma las razones
Que contradicen a su falso espejo,
Y menos cuando advierte que el reflejo
Se corresponde con sus emociones.
En vez de arrugas, ve condecoraciones;
Ve juventud en vez de rostro viejo;
Y se imagina firme el entrecejo,
Peinando canas en tirabuzones.
Aunque el tiempo su cita ha convenido
Y el alma acude sin cesar, no advierte
Que quien está esperándola es la muerte.
Y como con la vida se ha prendido,
El alma, aunque la vida vaya en ello,
Sombras suele vestir de bulto bello.
sábado, 7 de junio de 2008
CANAS FINGIDAS
A una mujer que había tintado de blanco un bucle de su pelo.
Hasta morir a vuestros pies rendido
Garcilaso
Canas fingidas, que tiñendo un rizo
De su cabello, falso y figurado,
Sobre mi corazón habéis echado
De un solo golpe infierno y paraíso,
Habéis hecho conmigo lo que no hizo
Con ella el tiempo, dictador airado;
Y luego me dejáis abandonado,
Queriendo el alma lo que ayer no quiso.
Se borrarán las canas de tu frente
Y volverás a recibir sonora
A las doradas ondas de la aurora
Que el tiempo apagará incesantemente.
Después, y con las nieves verdaderas,
Me rendiré como con las primeras.
lunes, 2 de junio de 2008
TROYA DEL ALMA
Troya del alma le prestara un rayo
Lope
No te bastó cercarme y oponerte
Con tus crueles fuerzas a las mías,
Ni te fueron bastantes alegrías
Las continuas injurias de mi suerte,
Sino que ya, por arrasarme y verte
Reina desoladora de mis días,
Has entrado a traición donde querías
Y siembras fuego, destrucción y muerte.
Y pues todo lo quemas como sabes,
Aunque entre ruinas solas me has dejado,
Ahora arranco del fuego mi costado
Y te lo envío para que me acabes.
Última sombra donde mi alma apoya:
Mi corazón, como encendida Troya.
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