Enlace: Campos de ¿concentración? en España (diario "Público)
Esa memoria histórica es muy sencilla: el modo fraternal en que tantos países de Centro y Sudamérica acogieron a los exiliados españoles de la guerra civil. No les pidieron hacer cola en la calle para obtener un visado inaccesible, no les solicitaron mostrar tantos cientos o miles de dólares a la policía de fronteras, no los desnudaron ni les quitaron los zapatos al pasar la aduana. Por el contrario, los acogieron entre abrazos solidarios, les facilitaron los bienes materiales imprescindibles para sobrevivir, les ofrecieron trabajos dignos junto con la digna amistad, la comprensión y el apoyo moral.