viernes, 23 de noviembre de 2007

IKEA


¿Por qué adoro Ikea? Porque Ikea encarna los ideales del movimiento moderno. En el siglo XX, muchos arquitectos fueron sensibles a los problemas de habitación de la humanidad y, para lo que viene al caso, diseñaron edificios, sillas, mesas, relojes, floreros, para que los obreros pudieran disfrutar de condiciones de vida dignas. También se preocuparon de que se pudiera tomar contacto con la belleza sin ser rico, y la razón de ser de los diseños en tubo hueco de acero curvado (como las sillas de Marcel Breuer) era su bajo coste de fabricación. Sin embargo, yo no sé cómo, las patentes fueron a parar a empresas como Cassina, que han fabricado durante muchos años esos muebles a un precio insoportable.
Y todo ha estado secuestrado para quien se creó hasta que llegó Ikea.
Ikea destina una cantidad ilimitada de dinero al diseño, y una cantidad limitadísima de dinero a la producción. Eso convierte a todo lo que produce Ikea en objetos bellísimos, que rozan la perfección habitualmente y que tienen un precio demoledor.
En los ejemplos que podéis ver, hay dos jarrones para flores de Ikea, y un conjunto diseñado por Alvar Aalto (un arquitecto nórdico) que vende Eupalinos, que es ¡Una cooperativa de arquitectos! supongo que, como tal cooperativa, sin más ánimo de lucro que el de poder asumir los costos de establecimiento y comercialización.
Ikea manda de vez en cuando folletos a los estudios de arquitectura, porque no los discrimina en su reparto de publicidad dirigida a los hogares.
Eupalinos envía su publicidad solamente a los arquitectos, por lo que yo sé.
Me parece que sobre todo esto tengo mucho que hablar y mucho que pensar.
PD. Se me olvidó decir que el precio de los floreros de Alvar Aalto no incluye IVA.

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