viernes, 18 de diciembre de 2009

TEMBANDUMBA



He escuchado a mi hijo de seis años leer pacientemente la lectura que le han indicado en el colegio que haga hoy. Es la siguiente:

"Por la encendida calle antillana
va Tembandumba
de la Quimbamba
-rumba macumba,
candombe, bámbula-
entre dos filas de negras caras.
Ante ella, un congo -gongo y maraca-
ritma una conga bomba que bamba.

¡Sús, mis cocolos de negras caras!
Tronad, tambores, vibrad, maracas.
Por la encendida calle antillana
-rumba macumba, candombe, bámbula-
va Tembandumba de la Quimbamba."
Luis Palés Matos

Hasta aquí la lectura. Yo me pregunto si quedará, después de leer esto alguien que piense que no se busca la aversión de los escolares por la lectura. Mi hijo tiene seis (sic) años. Carece, por tanto, de la riqueza de lenguaje y del desarrollo intelectual de un adulto. Comprendo que lo que me daban a leer a mí a su edad pecaba tal vez en algunos casos de sentimental, pero dar a un niño a leer, en práctica de lectura comprensiva, este escrito que he citado es un intento, sin duda, de apartarlo de la poesía de por vida. De hacerle vivir una experiencia análoga a la primera borrachera, que tal vez le aparte de la bebida para siempre, de hacerle creer que le faltan dotes para comprender la poesía. ¡Cómo va a pensar él en la mala fe de quien le da estas lecturas!
Ojalá alguno de mis lectores pueda darme una explicación que me tranquilice o, mejor aún, que me muestre mi error de apreciación.
Me parece que es más fácil, para él, comprender la Fábula de Polifemo y Galatea que este poema que le han dado a leer a mi hijo.

16 comentarios:

Joselu dijo...

No conozco a niños de esta edad sino por la experiencia que guardo de mis hijas que ahora tienen diez y doce años. Recuerdo que les leía, desde edades más pequeñas, poemas de escritores latinoamericanos con algún modismo caracterizado por su sonoridad y ritmo antillano. Pero era yo quien les leía el poema y lo repetíamos un montón de veces hasta que a veces lo memorizaban. Todavía recuerdan poemas de aquella etapa. Sin embargo, otra cuestión es cuando se inicia la propia lecto-escritura y son ellos los que tienen que decodificar lo escrito. En este caso, coincido contigo (no soy especialista en la materia)en que no me parece apropiado el poema que recoges para un niño que se está iniciando en el arte de leer. En cuanto a lectura comprensiva queda totalmente fuera de lugar, contiene palabras totalmente ajenas a su mundo y además algunas son esdrújulas y de difícil articulación. Creo que la maestra que les ha dado esta lectura no ha escogido bien el modelo. Sin embargo, quiero tranquilizarte en cuanto a que este poema pueda hacer surgir aversión a la lectura por parte de tu hijo. Los niños son mucho más espabilados que lo que creemos y no le causará un efecto adverso en ese sentido. Puedes leérselo tú -teatralizándolo- y riéndote con él del ritmo y sonoridad de las palabras. Es divertido. Lo que más me incomoda es el juego difícil con las esdrújulas. No hagas un juicio categórico ni pienses que en la educación de un niño haya algo irreversible. Los niños son dúctiles y flexibles y desarrollan aptitudes y capacidades de forma autónoma. Esa maestra puede que no haya escogido el mejor texto -reitero que estoy de acuerdo contigo- pero no afectará al aprendizaje de la lectura por parte de tu hijo ni condicionará que algún día sea un ávido lector. Hay tantos factores que influyen... Una vez leí un libro que se titulaba El mito de la educación en que se ponía en cuestión los efectos de ésta en la conformación de la personalidad de los niños, y venía a sostener que los hijos "salen como salen" al margen de la educación recibida. Nada impedirá que tu hijo sea un gran lector algún día ni que llegue a ser un escritor como Cervantes, ni siquiera la mala elección ocasional de una maestra algo despistada. Todo depende del azar, de los genes, de la voluntad, de las circunstancias y vete a saber. No sé si mis reflexiones te hay ayudado. Recibe un cordial saludo.

Animal de Fondo dijo...

Joselu, ¿Cómo puedes dudar de que tus reflexiones siempre me ayudan? Llevas toda la razón; el poema pasará entre otros muchos poemas y no dejará huella. Precisamente ahora estoy contento porque me ha llegado a casa una edición facsímil de los poemas y las prosas de JRJ que Zenobia escogió, en 1932, para los niños, y que editó Signo. Así que espero, con la ayuda de este libro, empezar a contrarrestar por mi parte.
Creo que he escrito una exageración con el post, pero ya está hecho. Debe haberme influido un poco cierta irritación que vengo arrastrando durante todo el mes. Te contaré la causa: resulta que todos los años, en el cole de mis hijos, dedican una grandísima parte del horario lectivo de diciembre a la navidad y a la preparación de la consiguiente fiesta. Si esto fuera una vez, pase, pero es que a lo largo de los nueve cursos que han de cursar allí, en infantil y primaria, prácticamente una novena parte, es decir, un curso completo, se pierde en esta barahúnda de villancicos y belenes, siempre repetida, idéntica a sí misma y archisabida. En casa tenemos proscrita la navidad, los Reyes, Papá Noel, etc, porque pensamos en portarnos bien y querernos todo el año y en no enjugar con la catarsis de diciembre las faltas cometidas los otros once meses. No sigo; tú ya sabes cómo pienso en estos temas. Pero claro, aunque mis hijos vayan a alternativa y no a religión, cada diciembre tengo que desplegar una paciencia infinita para encontrar el modo de que contesten por enésima vez a la pregunta de cuál de los Reyes te gusta más sin decir mentiras ni seguir la corriente a los profesores, sin ofender, sin ser brusco; cosa que sería mucho más sencilla si en lugar de todo esto se dedicara el tiempo a evitar las innumerables faltas de ortografía que tienen los niños, mis hijos incluidos, ya cursen primero o sexto de primaria, da igual.
De esta irritación se han formado los lodos de mi entrada, por la que seguramente corresponde una disculpa. ¡No todos los días estoy tan sereno como quisiera!
Aunque por leerte, por recibir tus palabras a cambio, bien vale el pago de que me haya pasado de rosca hoy con el post.
Un abrazo y mil gracias, Joselu.

Desde la caverna de Platón dijo...

Le compré a mi hija cuando era de la edad del tuyo un libro que se llama "Poesía... una al día", de Alfaguara. Tiene unas magníficas ilustraciones de Cristina Belmonte. Échale un vistazo.
Un saludo.

Yolanda dijo...

La verdad es que el poema que transcribes no es el más apropiado para un niño de seis años. Ya he dicho en varias ocasiones que la literatura infantil actual tiene en general un vocabulario penoso, limitado y muy elemental, pero de ahí a hacer leer a los niños que se inician en la lectura un texto del todo incomprensible va un buen trecho. Hay cantidad de textos que les pueden gustar y a los que se puede sacar mucho partido.Yo a veces elimino textos que me parecen innecesarios y añado otros más convenientes, nadie me impone nada, pero en general los profes de mi colegio estamos de acuerdo en eso. La lectura comprensiva sigue siendo nuestro gran fallo, y no será porque no la trabajemos. No sé, estoy demasiado cansada a estas alturas de trimestre como para pensar en algo que ya de por sí me ocupa muchas horas.
Es curioso, nunca se me había ocurrido contabilizar el tiempo que empleamos en preparar las funciones de navidad como tú lo haces. Es verdad que le dedicamos mucho tiempo. Nosotros decidimos hace años que sólo actuarían los cursos pares, para no darnos la paliza cada año, pero así y todo es una trabajera considerable. Yo creo que le he dedicado casi dos semanas, pero no todas las clases, claro. Esté de acuerdo o no, tengo que hacerlo, así que, ya puestos, intento que salga lo mejor posible. Yo suelo preparar un rap con los de 6º, ellos escriben las rimas y buscan la música y yo les dirijo en los ensayos ayudada por una compañera. Este año, para abreviar, he escrito yo todas las rimas (36 en total). Según yo lo veo, en esta actividad se trabaja no sólo una coreografía más o menos compleja, sino también, lo más importante, una forma de trabajar en equipo. Siempre hay alumnos algo marginados a los que cuesta integrar, y llegan a entender que todos son igualmete importantes, nadie destaca por encima de los demás.
Un colega mío dice que en este tipo de actos, como en la graduación de Infantil y de 6º, nos jugamos nuestro prestigio (somos un colegio público), por duro que reslte decirlo: ya puedes esforzarte durante meses en las clases que si la función navideña sale mal todo se va al garete. Los padres se quedan con esa impresión, con lo bonita y bien hecha que queda la obra de teatro, los bailes o los villancicos. A todo le buscamos una finalidad educativa: los presentadores trabajan la entonación y la soltura, los actores se aprenden los papeles, los cantantes deben acoplarse al grupo... ¿Es una pérdida de tiempo? Para algunos quizá sí, pero ya te digo que siempre causa buena impresión y los chavales aprenden más de lo que parece. Mis colegas del IES opinan que es una pena que ellos no puedan hacer algo así. Quizá mi centro sea un modelo en estas cosas, los que se han ido dicen que en ningún otro colegio se montan estos espectáculos. ¿Se podría dedicar todo ese tiempo a actividades más académicas? Es posible. Yo soy de los que creen que nos faltan días y horas de clase para hacer todo lo que nos proponemos, aunque sea una medida muy impopular, pero no veo otra. Y créeme, estamos hechos polvo, pero al final sale de lujo. La enseñanza es un cúmulo de contenidos, objetivos y actividades, y no todas vienen en lso libros.
Un saludo.

Animal de Fondo dijo...

Qué ilusión verte por aquí, Antonio. Buscaré el libro de Alfaguara y lo leeremos bajo tu auspicio. ¡Gracias por todo!

dixi dijo...

Si yo tuviese 6 años (otra vez) creo que me encantaría esta lectura para retar a mis amigos a un juego tipo trabalenguas, seria genial, y lo pasaríamos macumba, candombe, bámbula.....
No te preocupes, tu hijo sabrá apreciar la poesía y será un magnífico lector.
Un cordial saludo

Desde la caverna de Platón dijo...

Siempre estoy pendiente de tu blog, pero es que ahora estamos muy liados con "Deseducativos" y no tengo mucho tiempo para escribir a los amigos.
Un abrazo muy fuerte.

Animal de Fondo dijo...

Yolanda, te agradezco muchísimo tu intervención; comprendo perfectamente lo cansada que has de estar a estas alturas del curso, así que tu esfuerzo me llega directamente. También creo comprender lo que me explicas acerca de las funciones navideñas.
Mis hijos asisten a sus clases en un colegio público como el tuyo. Hacer representaciones, coordinarse con otros niños, ensayar lo que de teatral hay en cada uno sí me parece que puede ser formativo y divertido. Solamente pienso que sería más razonable variar algún año los contenidos de estas fiestas. Hace mucho tiempo que no lo leo, pero me viene a la mente ahora "El maleficio de la mariposa" o incluso montones de fragmentos de Lope, que recuerdo como sencillos, fáciles de adaptar a la mentalidad de los niños y que podrían ser igualmente formativos. No sé, ha de haber multitud de autores que tengan retablos de navidad, o cuadritos sobre los que se podría trabajar en el sentido que me dices. Lo que me aburre extraordinariamente es ver que no se dan nueve clases magistrales, una por año, sino que se repite nueve veces la misma lección. ¿Quién hace este año de mula y quién de buey? lo digo para plantearlo de un modo divertido. En definitiva, mientras todo sea convencional, no servirá mas que para afianzar en los niños ese convencionalismo que reconozco es ahora el propósito de la etapa educativa, bajo el nombre de socialización. Me conformaría con que se intentaran unos toques reflexivos, que se planteara a los niños analizar algo; lo que me desespera un poco es ver una y otra vez que el título de la redacción sigue siendo "El desfile de los Reyes magos de Oriente" y que indefectiblemente el segundo viernes del mes aparezca por allí un hombre torpemente disfrazado de "paje".
Mira, tal vez a propósito de tu comentario no vendría mal que escribiera una entrada describiendo las particulares relaciones de mis hijos con la Navidad; podría resultar curioso.
Un abrazo y ¡Gracias!

elquebusca dijo...

Desde luego el valor de este poema está en su sonoridad. Supongo que a un niño podría divertirle y gustarle si se lo recitan o lo aprende de memoria y lo recita él para jugar con sus sonidos. Desde luego no pueden querer que entienda nada. Pero a veces no es necesario que el niño entienda exactamente lo que dice. A mi hija pequeña le hacían aprender poesías de Machado. La del caballito de cartón, por ejemplo, pero también otras muchas. No creo que entendiera nada, sin embargo por la manera como la maestra tenía de hacerlo a mi hija le gustaba mucho. Ni siquiera yo entendía muy bien su afición.

No sé, los profesores hacemos a veces cosas que muchas veces son dificiles de entender. A veces cosas equivocadas. Y a veces cosas que se entienden mejor dentro del contexto en el que fueron hechas.

odette farrell dijo...

El poema es muy muy sonoro... creo que es chusco si lo escuhas en voz alta, así que siento que si se lo lees tu, puede resultarle muy gracioso y pueden pasar ambos un rato muy divertido.

Gracias por tu carta. luego te escribo...

Stand dijo...

A los 6 anhos un poema de ese tipo no es muy comprensible, pero en promedio la mayoria de los poemas tampoco lo son, al menos en su escencia y en su forma metaforica de expresar contenidos e ideas.

La rima, la musicalidad y el ritmo si pueden ser muy llamativos e interesantes para los muchachos.

Creo que no es para preocuparse mucho la iniciacion en estos tipos de poemas.

Vuestra referencia y preocupacion a la inyeccion y saturacion de motivos navidenhos si la comparto plenamente.

Jorge Matute dijo...

Me parece acertadísimo tu post, cosas así son las que convierten cualquier tema a tratar en un tostón infumable, hay que ir poco a poco,como si estuviéramos subiendo una escalera, hay que ir peldaño a peldaño.
Un saludo y felicidades por tu blog, no lo conocía.

Animal de Fondo dijo...

Gracias a todos los que comentaron. Estoy un poco resfriado estos días y me cuesta responderos uno por uno. En mi etapa de primaria creo que nos daban a leer el romancero; es buena literatura y consigue interesar a un niño. No ocultaré que también leíamos a Gabriel y Galán y a Campoamor, que nos hablan más de cierto sentimentalismo que de poesía tal y como la entendemos ahora. Mi primer gran amor poético fue Rubén Darío, que me puso definitivamente en el lado de los que cuentan las sílabas.
En cualquier caso, si quien eligió Tembandumba lo hizo como una opción arriesgada pero con una finalidad, vaya mi admiración para él o ella. Si lo puso con frivolidad y por rellenar un hueco, simplemente se la retiro. Nunca quise juzgar a las personas; no tengo capacidad para hacerlo. Lo que me importan son las intenciones, que dependen de nosotros. Los resultados no me importan tanto, porque no está en nuestra mano conseguirlos en su totalidad.
Abrazos a todos. ¡Gracias!

Alexia Lefebvre dijo...

Yo siempre he pensado que la lectura y la escuela habitan dos mundos diferentes. Uno es el mundo del placer y el otro es el del tedio. Es triste porque ahora que también tengo una hija creo que si le debo una herencia es ésta: la del placer de leer. Una vez que te gusta leer tendrás remedio para el aburrimiento, para la soledad, un poco como las pomadas mágicas que venden en los camiones. Me queda claro una cosa, se lo voy a tener que enseñar yo porque en la escuela lo que te ponen a leer pueden disuadirte para siempre de la palabra escrita.
En fin un saludo ahora que regreso por estas tierras virtuales y un abrazo también, de paso.

Mariano dijo...

Mi opinión personal es que si le han dado a leer el poema que me cuentas, es un disparate pedagógico. No lo pueden entender a esa edad; es absurdo.

Otra cosa muy distinta es que el maestro lo lea en clase, con el ritmo adecuado, incluso lo acompañe de algún otro efecto.

Porque la poesía ha de ser en principio sonoridad y ritmo. Que cada poema que se enseñe vaya acompañado de su entonación significativa. Porque hay un significado fónico que los niños sí pueden entender.

Y no es lo mismo aprender a apreciar la poesía con ritmo y dramatizándola que sólo leerla. Desde luego, creo difícil que un niño tan pequeño pueda ser un lector autónomo de poesía.

Y creo que para que los estudiantes valoren y aprecien la palabra poética es bueno que les enseñen desde pequeños todos los poemas, interpretándolos con la música que cada uno tiene.

No sé si te aclara mucho esta opinión.

fullcontact dijo...

¿Se rió el niño la primera vez que lo leyó? Quizás sí, quizás no. Por la entrada del blogger, se deduce claramente que, en su presencia, no lo hizo. No son equiparables sus miradas. Me atrevería a decir que viven en mundos paralelos que, ocasionalmente, se cruzan. En ese instante, que no obedece a regla o lógica alguna, aparece la magia de la sincronicidad.
El poema es, claramente, una serie de cacofonías. El niño no tiene que entender nada pues,no hay contenido alguno. Los adultos, necesitaríamos desaprender, despojarnos de tanto barro...de tanta deseducación académica impuesta, durante décadas, por el gobierno de turno, que llevamos en los huesos el estigma de la arbitrariedad educativa, sin criterio,sin coherencia, sin rumbo. Resultado: alumnos mareados, confusos que, algunos, en excepcionales ocasiones, dan con un maestro vocacional que les enseña, con la puerta entornada, que aprender es divertido. Casi todos hemos quedado marcados por sus clases, a veces, determinantes en la elección de nuestro destino profesional.
Ejemplos de cacofonías:
-Yo loco, loco, y ella loquita.
Yo lo coloco y ella lo quita.

-Pedro Pérez pide permiso para partir para París, para ponerse peluca postiza porque parece puerco pelado.

-El que poco coco come, poco coco compra; el que con poca capa se tapa, poca capa se compra.
Como yo poco coco como, poco coco compro, y como con poca capa me tapo, poca capa me compro.

Por último,como al fin y al cabo, este es un tema de educación, no puedo por menos que denunciar, el apego generalizado al teléfono móvil. Cuando veo a los niños salir del colegio y empezar a watsappear y no parar en todo el día, ignorando cualquier trato personal, tengo la certeza absoluta de que, en pocos años,se disparará la especialización psiquiátrica y psicológica en el tratamiento de los movilópatas. Esa adicción es imparable. Y si no, tiempo al tiempo.