Ya también pensé que estaba todo dicho, Javier, pero veo que la carta no tiene la repercusión que esperaba. Parece que al estado y a sus amigos no les ha hecho gracia; claro, les resulta difícil alcanzar el nivel de Huxley mientras van de su corazón a sus asuntos. Ahora entiendo mejor el final. NO, global tour
Comparto el espíritu de esa carta: una renuncia a un premio por motivos ideológicos o éticos. Me parece encomiable, pero el tono me parece pretencioso e insolente. Cuando alguien declina un premio no puede caer también en la egolatría. Se podría haber dicho lo mismo sin el tono panfletario y hubiera sido más elegante.
Te agradezco mucho, Joselu, que nos hayas dado tu opinión. Así veo que la carta, que a mí me pareció irreprochable, puede suscitar otras interpretaciones. No conocía la obra de Santiago Sierra, pero lo que he podido ver me ha deslumbrado. Un abrazo. ¡Gracias!
No es fácil decir que no. Sin embargo hay noes que parecen síes; quiero decir que estoy del lado de la opinión de Joselu. No es el no, es la forma, y creo que lo explica muy bien Jose Antonio Montano
No me sorprende que se combatan los argumentos de Sierra con reproches su persona; es lo que suele hacerse cuando se carece de razones. Sin embargo, lo relevante de la carta no me pareció en ningún momento la renuncia al premio sino las interpretaciones que hace del estado y sus amigos. Es algo tan viejo como el dedo apuntando a la Luna. Aunque algunos opten por cortar el dedo, la Luna sigue ahí, por el momento. Hay un viejo discurso que intenta anular por todos los medios a su alcance las palabras y los hechos de los revolucionarios, tratando de incluirlos en la digestión del capitalismo. Sin embargo, mientras haya injusticia en el mundo, que es lo relevante a su vez, la Luna seguirá ahí. O para expresarlo con mejores y prestadas palabras, seguirá "ese Sol del mundo moral".
La última obra de Santiago Sierra se llama precisamente "No, Global Tour" en la que un "NO" gigante viaja por el mundo. De forma que decir que no al premio es parte de la promoción.
Desgraciadamente hace años que el mercado del arte es un mercado especulativo similar al de la bolsa. ¿Y de qué come Santiago Sierra? Su arte no es coleccionable por la gente normal (ni aún adinerada), ¿entonces? Pues depende de colecciones privadas millonarias (la mayoría de ellas dependen directa o indirectamente del sector financiero) y de museos e instituciones cuyos patronos son, por una parte el Estado, y por otra grandes empresas y también bancos, (porque de esta manera desgravan impuestos, a descontar de los ingresos del Estado—y recordemos que "el Estado" somos nosotros). En fin, que su "no" está muy lejos de ser un verdadero "no al Estado", aquél "no" romántico de los dadaístas y las viejas vanguardias. Me parece un "no" de salón.
Como se puede leer en el blog donde colgó la carta, sugiere al Estado que si fuera a gastar el importe del premio rechazado en obras de arte, que se acuerden de comprarle también a él. Y todavía se permite el sarcasmo.
¿Tiene algo de arriesgado su postura? Cualquier empresa de marketing valoraría el eco publicitario que gracias a esta negativa está teniendo en los medios para su "No, Global Tour" (que es como firma la carta, no lo olvidemos) en un valor económico superior a la cuantía del premio. Digamos pues que hace negocio. No será yo quien le aplauda.
Y a mí también me asquea la falta de ética del funcionamiento del mundo. Pero de esta corte sangrienta que nos maneja, que nos esclaviza, que nos roba y que nos mata en guerras, este tipo de artistas no me parece más que un bufón.
8 comentarios:
Bravo por la libertad. Sea bienvenida. Habría tanto que decir, que alegar, que prefiero no decir nada ante la certeza de equivocarme.
Un abrazo.
Ya también pensé que estaba todo dicho, Javier, pero veo que la carta no tiene la repercusión que esperaba. Parece que al estado y a sus amigos no les ha hecho gracia; claro, les resulta difícil alcanzar el nivel de Huxley mientras van de su corazón a sus asuntos.
Ahora entiendo mejor el final. NO, global tour
Comparto el espíritu de esa carta: una renuncia a un premio por motivos ideológicos o éticos. Me parece encomiable, pero el tono me parece pretencioso e insolente. Cuando alguien declina un premio no puede caer también en la egolatría. Se podría haber dicho lo mismo sin el tono panfletario y hubiera sido más elegante.
Te agradezco mucho, Joselu, que nos hayas dado tu opinión. Así veo que la carta, que a mí me pareció irreprochable, puede suscitar otras interpretaciones.
No conocía la obra de Santiago Sierra, pero lo que he podido ver me ha deslumbrado.
Un abrazo. ¡Gracias!
No es fácil decir que no. Sin embargo hay noes que parecen síes; quiero decir que estoy del lado de la opinión de Joselu.
No es el no, es la forma, y creo que lo explica muy bien Jose Antonio Montano
No me sorprende que se combatan los argumentos de Sierra con reproches su persona; es lo que suele hacerse cuando se carece de razones. Sin embargo, lo relevante de la carta no me pareció en ningún momento la renuncia al premio sino las interpretaciones que hace del estado y sus amigos. Es algo tan viejo como el dedo apuntando a la Luna. Aunque algunos opten por cortar el dedo, la Luna sigue ahí, por el momento.
Hay un viejo discurso que intenta anular por todos los medios a su alcance las palabras y los hechos de los revolucionarios, tratando de incluirlos en la digestión del capitalismo. Sin embargo, mientras haya injusticia en el mundo, que es lo relevante a su vez, la Luna seguirá ahí. O para expresarlo con mejores y prestadas palabras, seguirá "ese Sol del mundo moral".
¡Ja, ja...!
Gracias por publicar la carta, me lo habían contado, pero no la había leído.
Se piense lo que se piense de la obra de este hombre, la carta sí que es "arte" del bueno.
Saludos.
La última obra de Santiago Sierra se llama precisamente "No, Global Tour" en la que un "NO" gigante viaja por el mundo. De forma que decir que no al premio es parte de la promoción.
Desgraciadamente hace años que el mercado del arte es un mercado especulativo similar al de la bolsa. ¿Y de qué come Santiago Sierra? Su arte no es coleccionable por la gente normal (ni aún adinerada), ¿entonces? Pues depende de colecciones privadas millonarias (la mayoría de ellas dependen directa o indirectamente del sector financiero) y de museos e instituciones cuyos patronos son, por una parte el Estado, y por otra grandes empresas y también bancos, (porque de esta manera desgravan impuestos, a descontar de los ingresos del Estado—y recordemos que "el Estado" somos nosotros). En fin, que su "no" está muy lejos de ser un verdadero "no al Estado", aquél "no" romántico de los dadaístas y las viejas vanguardias. Me parece un "no" de salón.
Como se puede leer en el blog donde colgó la carta, sugiere al Estado que si fuera a gastar el importe del premio rechazado en obras de arte, que se acuerden de comprarle también a él. Y todavía se permite el sarcasmo.
¿Tiene algo de arriesgado su postura? Cualquier empresa de marketing valoraría el eco publicitario que gracias a esta negativa está teniendo en los medios para su "No, Global Tour" (que es como firma la carta, no lo olvidemos) en un valor económico superior a la cuantía del premio. Digamos pues que hace negocio. No será yo quien le aplauda.
Y a mí también me asquea la falta de ética del funcionamiento del mundo. Pero de esta corte sangrienta que nos maneja, que nos esclaviza, que nos roba y que nos mata en guerras, este tipo de artistas no me parece más que un bufón.
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