"Lo que yo llamo pintura no es más que un jugueteo del pincel. Hace poco me di un paseo por un pueblo cercano. Me rodeó una turba de admiradores haciéndome encargos. Pero los cuadros los querían así o asá, y los querían para cierta fecha. Acabamos mal, con insultos y palabrotas. ¡Qué lástima!" Ni Tsan (1301-1374) Citado por Fernando Zóbel en su Cuaderno de Apuntes.
Tenía pendiente ampliar el post que escribí sobre la vocación después del comentario de Frikosal, cuando me encuentro con una nueva -para mí- entrada de el objeto a que trata del mismo asunto y que me estimula. El tema, pues, son las relaciones entre el quehacer profesional y la vocación y la pregunta, si podemos cobrar por hacer lo que amamos.
El consejo de Matisse no es ninguna tontería, pero yo creo que si analizamos el valor de la producción artística de Chucho Valdés puede iluminarse la cuestión.
Chucho Valdés es, sin duda, un artista excepcional; ¿quién sería Chucho Valdés de haber trabajado en el capitalismo? y en segundo lugar, ¿en qué parte se debe al sistema económico en que ha desarrollado su trabajo la riqueza del eclecticismo de Chucho?
Lo primero que me parece asombroso en la carrera de Chucho Valdés es la libertad con que se ha desarrollado. Irakere ha sido una universidad musical de donde han salido extraordinarios talentos; alguno de ellos aprovechó enseguida esa formación para pasarse al capitalismo y podemos considerarlos como un contraste. Paquito Rivera, por ejemplo, es un buen músico. Pero es, para mí, esclavo de ser Paquito Rivera, es decir, no es libre de interpretar la música que quiera independientemente de su éxito, lo que es inevitable que lo empobrezca. No sé si me explico, pero supongo que si una manera de interpretar se vende, se convierte en un lastre porque ya no es neutral: debe repetirse. Y así los músicos en el capitalismo llegan al extremo de Miguel Bosé (contra quien no tengo absolutamente nada; realmente no tengo nada contra nadie), al que observé el otro día en TV interpretar la misma canción (bandido o tu diablo bandido o algo así) siendo un adolescente muy joven y seguir interpretándola de la misma manera -y la misma canción, cómo no le va a aburrir desesperadamente- hasta casi el comienzo de la vejez, que es donde está ahora. Paquito Rivera no llega a tanto, pero estoy seguro de que si un día le apetece grabar un disco aporreando un tambor no podrá hacerlo porque no puede fracasar.
He citado a Irakere, porque Chucho siempre ha estado ligado al grupo, que se renueva con frecuencia, y que interpreta lo que le viene en gana, desde unos boleros de lo más lánguido y tradicional, hasta las bárbaras canciones de los clubs de Jazz de Ronnie Scott y Village Vanguard, pasando por las variaciones sobre la ópera "La Molinaria", que son una verdadera maravilla. Chucho mismo puede acompañar genialmente a Omara Portuondo cuando le apetece o tocar el piano solo, improvisar, hacer temas dedicados a su madre; es decir, lo relevante es que Chucho es incontestablemente libre de pensamiento -muchos cubanos lo son- y por eso hace fusión, fusión entre sus ideas, la tradición popular, la tradición jazzística, la música clásica, lo que le da la real gana. Viendo actuar a Chucho llama la atención intuir que ha adquirido la perfección técnica disfrutando; he conocido a otros pianistas que asumían las ocho horas diarias de trabajo sobre el teclado como un tributo a sus ambiciones; pero dudo que fuera de Cuba se vea a muchos disfrutar de ese modo. Y disfrutar, o al menos ser libre, es lo que aporta riqueza a cualquier creación, riqueza de la que Chucho Valdés desborda.
Soy atrevido, porque me atrevo a suponer que a Chucho se le remunera como a todo el mundo en Cuba; más que a otros, porque se reconocerá el valor excepcional de su trabajo, pero seguramente ese más será cuatro o cinco veces más que el sueldo mínimo de un limpiador, 128 pesos cubanos en el tiempo en que yo sabía a cuánto ascendían los salarios en Cuba. Así que supongo que Chucho ganará seiscientos u ochocientos pesos tal vez (treinta o cuarenta dólares, aunque no es equivalente), será músico de 1ª categoría -no como el Charro Negro, que daba conciertos por las casas en los cumpleaños porque no lograba pasar de músico de 2ª.
Como decía Frikosal, el consejo de Matisse permite tener unas cuantas horas de libertad y añado yo: en el sistema económico capitalista. El comunismo tiene muchos fallos, sobre todo desde "el fin de la historia", pero a ver cómo hacemos en nuestro sistema, para trabajar en lo que amamos. El post de objeto a sobre el amateur y el misterio es muy revelador cuando explica que la práctica de ciertas artes, en China, no era compatible con una carrera remunerada. ¡Pues claro, como que no hubieran sido posibles de otra forma! Tenemos mucho miedo a perder, con el comunismo, nuestro cepillo eléctrico, pero yo me encuentro cada semana con multitud de personas amables que me saludan diciendo: ¡Por fin es viernes! Yo creo que, sinceramente, no hemos nacido para eso.
Hace años, un amigo íntimo mío desarrolló una metástasis en el cerebro. Con ella, salía a diario a la calle, apoyándose ligeramente en un bastón, conversaba admirablemente y se tomaba alguna copa con otros compañeros. Un cirujano que ejercía la medicina privadamente le aconsejó: "ese bastón te lo quito yo en un abrir y cerrar de ojos; si hoy es martes, el jueves estarás cantando y bailando." A partir de ese jueves, mi amigo no pudo mover más la mitad de su cuerpo y, unos meses después, murió, habiendo sufrido más de lo necesario. Tengo un aceptable seguro médico, que me permite elegir medicina estrictamente privada cuando lo deseo. He acompañado a mi mujer en nuestros partos, y me he horrorizado -porque previamente estudié las recomendaciones de la organización mundial de la salud- ante las prácticas humillantes, que degradan la condición humana, peligrosas, temerarias, que son "protocolo" en España a la hora de parir. Yo comprendo que las mujeres olvidan, tal vez porque la naturaleza lo quiera así; pero los varones estamos presentes y la naturaleza no nos ha permitido olvidar; tengo parientes en Cuba que han parido allí y nada de eso ocurre; usar un fórceps o una ventosa es motivo suficiente en ese país para estar impedido de volver a ejercer la medicina. Por supuesto, apenas hay cesáreas y es sabido que la mortalidad infantil arroja unas cifras ridículas comparadas con las nuestras, si ponemos en la balanza los medios materiales relativos y aún sin ponerlos. Hay montones de cosas que es irracional asociar con el dinero.
Recurriendo una vez más al Cuaderno de Apuntes de Fernando Zóbel, dice Einstein: "La perfección de los medios y la confusión de los fines son las características de nuestra época." De eso hace casi un siglo. Parece que la tal época no ha pasado.
1 comentario:
Leí el post de objeto a..... y ambos me hicieron reflexionar... yo no siento que sea malo el que una obra de arte se comercialise, dedicarse al arte es un trabajo de tiempo completo y de ahí que la obra pueda venderse para que el artista pueda continuar su camino... pero en esa actividad hay que tener cuidado de no perder el misterio :) un artista siempre tiene que estar buscando o encontrando como decía Picasso, el hecho que una fórmula funcione no indica que entonces hay que repetirla ad nauseum porque entonces ya no hay arte...o qué piensas de Botero? Yo ví en Bogotá sus primeros cuadros y están VIVOS! era genial, pero después encontró su fómulita de éxito y ahí se quedó...eso no es arte!
No conozco a Chucho Valdés pero intentaré conseguir un cd de él....
Y estoy de acuerdo en lo que dices de Cuba, mi abuela era Cubana, fuí hace mucho a ese país y encontré cosas estupendas... en cuestión de arte los cubanos además tienen eso que tu dices, una espontaneidad que solo se ve ahí, será la libertad concebida de otra forma?
Encuentro muchos puntos de vista comunes contigo, sabes? yo en realidad estudié y me titulé de arquitectura :) cuando puedas checa www.odettefarrell.com
y me dices Honestamente qué piensas de lo que hago.
Odette
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