Tengo entre los libros de mi biblioteca un ejemplar de "Ciencia del lenguaje y arte del estilo", de Martín Alonso. Este libro es una especie de compendio de lengua y literatura en castellano que va desde la descripción de la génesis y evolución de nuestro idioma hasta estudios de morfología y sintaxis castellanas sin descuidar la estilística, una interesante relación de bibliografía básica y hasta una antología de escritores y un pequeño diccionario ideológico. Siempre me gustaron los libros de preceptiva y atesoro un magullado libro de texto, en la tradición de "Agudeza y Arte de Ingenio" de Baltasar Gracián, del comienzo de los años cuarenta.
En este magnífico libro de Martín Alonso, en su parte bibliográfica, podemos contemplar la existencia de un cuerpo fundamental de ediciones de clásicos castellanos que se creó y estuvo vigente a lo largo de poco más de un siglo. En esta relación de textos, ocupaban, en mi opinión, un lugar destacado la colección de Clásicos Castellanos de la editorial Espasa-Calpe, la Biblioteca de Autores Cristianos, de la Editorial Católica y, sobre todo, la Biblioteca de Autores Españoles, de Rivadeneyra, propiedad de la Real Academia Española.
Una parte de la BAE puede encontrarse digitalizada. No se comprende que cuando esta digitalización la realiza Google Books, la lectura sea fácil y rápida, mientras que cuando la digitalización la hace la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, la lectura de un libro se realice incómoda y farragosamente, ya que tal libro se ha convertido, para el visitante, en una adición sin más de una serie de archivos jpg.
Ya dijimos, al hablar de la obra de Azorín, que nos parece incontestable que en el cuerpo de nación de España se encuentra insertado, como parte fundamental, su cultura, su lengua, sus tradiciones y su literatura. Tendrá todo esto más o menos interés para unos y otros, según el interés que despierte esta nación, pero es curioso que para alguien que se denomine a sí mismo Gobierno de España, la literatura española no tenga importancia. Digo ésto, porque, si la tuviera, con una millonésima parte de los recursos que ese tal Gobierno de España dedica a fruslerías podría editarse y mantenerse accesible un cuerpo fundamental de literatura española.
¿Para qué sirve tener editado este cuerpo fundamental? Si se piensa que para nada, como así parece que lo piensa el Gobierno de España, esto significa que estamos de vuelta al pleno siglo XIX, exactamente al año 1846, año en que empieza a publicarse la biblioteca de Rivadeneyra, año hasta el cual la situación era parecida a la de ahora. Era entonces y es ahora difícil leer, compilada en un libro, la obra de nuestros escritores esenciales.
Conformémonos con Google Books, ya que no tenemos otro remedio. Y en Google Books veremos que la lectura de las obras de la BAE conlleva muchas ventajas, a mi entender, frente a las pocas ediciones actuales, siempre parciales, que puedan competir con ella.
La tipografía de la BAE es magnífica; el formato del texto a dos columnas, el ideal; es sabido que si se distribuye un texto de modo que podamos abarcar cada línea de un solo golpe de vista es más fácil la comprensión en la lectura rápida. Parece que en esto de la lectura rápida sabían más los impresores del siglo XIX que algunos de los actuales. Además de todo esto, en los tomos de la BAE suele encontrarse la obra completa del autor en cuestión, por lo que resulta fácil navegar por ella, así como un pequeño estudio preliminar, en algunos casos de interés. Para terminar, la BAE no lleva notas al margen, bibliografía ni estudios críticos. ¿Considero que suele ser mejor una edición sin notas que una con notas? Sí; desgraciadamente, lo considero así. Si las notas tuvieran la intención de aclararnos las intenciones oscuras del autor, caso de existir esta oscuridad, comprendería su utilidad. Pero si las notas tienen, como suelen, la intención de poder apropiarse de los derechos de autor de una obra cuyos derechos han caducado, las notas me parecen un abuso y un engaño y un estorbo y una distracción al lector. Las mejores notas, para mí, consisten en tener un buen diccionario a mano. Y la mejor edición del Quijote, una vez que fue puntuado, es la de Cervantes. La prefiero a las que figuran como "edición de fulano de tal, catedrático" o "edición de mengano de cual, de la Real Academia". Tampoco la Academia es lo que era.
Como primera recomendación para la lectura de los volúmenes de la BAE tengo que daros la que me di a mí mismo, ya que fueron los primeros tomos que adquirí, hace ya muchos años. Son los correspondientes a los Poetas líricos de los siglos XVI y XVII.
En estos dos volúmenes de la BAE, los correspondientes a los tomos I y II de los Poetas líricos de los siglos XVI y XVII está el cuerpo fundamental de la poesía lírica española. Allí están, ordenadas por D. Adolfo de Castro, nada menos que las obras de Garcilaso, de Gutierre de Cetina, de Hurtado y de Castillejo, de Fernando de Herrera, de Medrano, de Céspedes y de Pacheco, de Francisco de Rioja, de Juan de Arguijo, de Baltasar del Alcázar, del doctor Juan de Salinas, de Pedro de Quirós y de D. Luis de Góngora. De Pedro de Espinosa, de Trillo y Figueroa, de Juan de Jáuregui, de Felipe IV y del infante D. Carlos de Austria, de Villamediana, de Miguel Moreno, de Polo de Medina y de Agustín Salazar, de Alonso de Varros, de Pérez de Herrera, de los Argensola, Lupercio Leonardo y Bartolomé, de Enríquez Gómez, del conde de Rebolledo, de Setanti, de Juan Rufo, de Mirademescua, de Velasco, de Solís, de Valenzuela, de C. de Figueroa y de Nieto y Molina, además de la Floresta de varia poesía.
Para terminar, algún ejemplo de la poesía, hoy olvidada, que podemos encontrar allí. No citaré a ninguno de los autores principales, harto sabido el placer de su lectura. Pero sí podemos ilustrarnos con algún poeta que sea hoy medio desconocido, con el objeto de intentar despertar vuestra curiosidad. Vayamos pues con una pequeña muestra de los epigramas de Manuel Moreno.
"Dicen, Pedro, que dispones
la retórica estudiar,
y que cuidas de hallar
maestro y buenas lecciones.
Yo, a tu provecho inclinado
(y porque menos te inquietes),
diré que estudies billetes
en que se pide prestado."
... ... ... ... ... ...
"Sacando a Pedro a ahorcar,
dije que animoso fuera,
y respondió: "Yo lo hiciera
si me fuera yo a matar;
pero en tan bajo sufrir
de que a mí jamás me plugo,
ponga el ánimo el verdugo,
baste poner yo el morir."
... ... ... ... ... ...
"Pedro, mientras militares
debajo de superior,
será muy nocivo error
si a esta advertencia faltares:
Del manejo nunca a ti
los aciertos te atribuyas;
muestra ser acciones suyas,
y corra el daño por mí."
9 comentarios:
Pobre literatura española... Ya lo ha dicho Joselu en más de una ocasión: ni siquiera tiene entidad propia ya, va acompañada de la lengua, muy importante también, pero merecedora de un trato diferenciado. Así están los planes de estudio, mande quien mande. Las Autonomías hacen y deshacen a su antojo, y no digamos las editoriales. Yo estoy en Primaria, y me parece una barbaridad que se dé en 6º toda la Historia, y de aquella manera, claro, porque ya me contarás cómo explicas semejante contenido en un trimestre escaso. Vamos dando bandazos, y entre golpe y golpe se caen conceptos antes intocables. Esta misma mañana comentaba con una colega que la literatura infantil actual, muy abundante y variada, no tiene sin embargo la riqueza de vocabulario que tenían los clásicos que leímos nosotros, de Mark Twain a Scott, y no digamos los españoles. ¿Cuándo lee ahora un estudiante "Las inquietudes de Shanti Andía", por ejemplo? Durante un tiempo se insistió en las Ciencias (con poco éxito), luego fueron las Humanidades... ¿Qué toca ahora? ¿Alguien lo sabe?
De todas maneras, bien por Google y su trabajo en pro de la literatura. Y es cierto lo del Cervantes: es un dolor intentar consultar un libro en su página.
Un saludo.
Muchas gracias por tu visita y tu comentario, Yolanda. Yo tengo tres niños en primaria y a veces me asombra ver que les explican la historia de su barrio, quiero decir de su pueblo y alrededores pero no saben nada de los griegos. Pero, por hoy, déjame ser optimista: Es muchísimo lo que podemos hacer cada uno. A veces nos parece que no podremos sustraernos a la corriente general. Pero sí podemos seguramente ayudar a uno o a dos, no porque creamos ser mejores ni estar por encima de nadie, sino porque amamos aquello en lo que creemos. Y si conseguimos poner en contacto a uno o a dos con la literatura, como con una cosa bella y buena de la vida, ese influjo sin duda se extenderá. Y aunque no se extendiera, estaremos haciendo lo que podemos hacer, lo que está en nuestras manos.¡Gracias!
He salido hace un par de horas de una clase de literatura española de segundo de bachillerato. Son trece alumnos los que la cursan, pero te puedo decir que no hay uno solo al que le importe un ardite el objeto de nuestro estudio y consideración. Estamos leyendo y comentando romances medievales, pequeñas joyas literarias de la poesía popular que yo desmenuzo para hacérselos cercanos con todo mi cariño, pasión y el mejor hacer que sé. No les interesa nada. Piensan que son cosas antiguas y nada les conmueve que no pertenezca a su ámbito juvenil. Digo esto porque sepas en qué mundo nos movemos. Todo ese tesoro de literatura que mencionas está irremediablemente perdido para las generaciones actuales, salvo alguna rara avis que también puede haberlas, pocas, pero alguna, no vamos a decir que no. Pero no es lo común. La literatura clásica no dice nada al común de los contemporáneos, su lenguaje es alejado, su sutileza la hace rara, su buen castellano la hace incomprensible. Soy pesimista, amigo, y comparto contigo mi pesar y mi maravilla hacia esos autores que citas y que representan nuestra mejor tradición (de un mundo que ya no existe ni hay nadie -o casi nadie- que vaya a recogerlo). Salgo apesadumbrado de las clases, pero no puedo permitir que la inopia me vaya hundiendo en la tristeza más definitiva. Sin duda, no te haces idea de cuál es el ambiente real de lo que existe en los institutos públicos. Un cordial saludo, amigo.
Hola, Animal. Las reflexiones y consideraciones que nos ofreces son muchas y de peso, así que me remito simplemente y modestamente a dos temas: el asunto de que prospere la denominación "castellana" para la literatura española y el asunto de la excelencia tipográfica. En cuanto al primer asunto me temo que bajo el peso abrumador de condicionantes políticos que todos conocemos se ha impuesto una denominación absolutamente ridícula a mi entender. Para mí -y eso nos lo explicó muy bien no un profesor sino varios de la Facultad de Filología de la Universidad de Barcelona- el castellano es el substrato lingüístico del español y un dialecto, siendo el español la lengua estandar e internacional y oficial con la que nos entendemos. No me canso de decir y explicar que yo no hablo castellano sino que hablo español o como dijera Agustín García Calvo "espofcont". Tampoco me pongo muy pesada porque la propia Constitución española denomina "castellano" al español y yo respeto mucho a los difuntos, el matrimonio y a la CE.
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En el asunto de la excelencia tipográfica -como en el de otros oficios- pasa que hace 40 años cualquier impresor era bueno y ahora hay mucha gente que imprime.
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No quisiera alargarme, aunque ya lo estoy haciendo, pero por no dejar aquí un poco desabrido mi comentario añado mi reconocimiento a la atmósfera sosegada y cervantina de tu post. Se agradece.
Claro que no me hago a la idea, Joselu. Mis hijos están en primaria todavía. Parece ser, como a veces dice Eloi en tu blog, que se trata de crear ciudadanos dóciles. Aunque veo a veces programas basura en la tele, tadavía no he sido capaz de ver ni un minuto de ninguna serie española, pero sí me doy cuenta de que algunas repiten temporada, por lo que seguramente tendrán éxito. Hace poco un buen amigo me ha dicho que son terribles. No sé.
Y si la literatura no sirviera para ser más libres, tal vez no importaría tanto que se perdiera su belleza y su bondad. Pero bueno, algo podremos hacer.
Yo, por lo pronto, estoy ilusionado con un libro que me ha regalado una amiga, un curso de latín de Hans H. Orberg, que parece ser la última carretera que pudiera conducirme a aprender algún rudimento de esta lengua. Es una cosa que siempre he lamentado, mi desconocimiento del latín. Me parece que ha de ser una lengua superior a la nuestra, si es que ésta está formada a partir de la corrupción de aquélla por parte de las capas poco ilustradas de la sociedad. No sé si tendré la fuerza de voluntad necesaria; seguramente no. Pero ahí está, como una esperanza y una ilusión, que siempre puede tenerse a cualquier edad. Y en cualquier caso, la lengua española más bella que he conocido ha sido siempre la traducción al castellano de la prosa de Plutarco, en el Marco Bruto de Quevedo, junto con la prosa verbal del Padre Sigüenza de la Historia de la Orden Jerónima. Siempre me maravilló esa jerarquía de la frase en la que las palabras parecen ordenadas al modo de un ejército en campo de batalla, victorioso, claro.
Y con respecto a tu clase de hoy, recuerdo, aparte del romancero en sí, que es más fácil leerlo a los pocos años de edad, creo yo, la Flor Nueva de Romances Viejos, la antología de Menéndez Pidal, bien escogida y bien bella también.
No quería decir exactamente lo que has interpretado en mi comentario en tu blog, pero seguramente he querido sujetarme a tantos compromisos que no he conseguido explicarme.
Un abrazo, Joselu.
Ay, Aaoiue, todas esas explicaciones de tus profesores de Filología las desconozco. Ten en cuenta que a nadie mejor que a mí puede aplicarse la frase de John Constable: "¿Es usted autodidacta? Su maestro es un ignorante". Mi formación sobre lengua y literatura se reduce a la que recibí en el bachillerato, a pesar de la pasión por ambas que siempre he sentido en mi interior. ¿Serías tan amable de darme una referencia, por ejemplo si tienes alguna entrada en tu blog en la que hables de ello, con respecto al tema castellano-español? También desconozco la palabra que motiva tu alusión a Agustín García Calvo, así que cualquier ilustración será bienvenida.
Gracias por tus frases sobre la entrada; te lo agradezco de corazón. No temas extenderte o no, lo que te venga en gana. En este blog no aspiro a tener muchos lectores, pero aprecio a los que tengo y tus palabras siembre serán recibidas con agrado.
Recibe un cordial saludo.
Devolviendo saludos. Yo también me echo de menos. Y echo de menos leer y escribir. Aprovecho para mandar un abrazo!
Esto parece transmisión de pensamiento, Alexia, porque hace un par de días estuve buscando bolsillos por las palabras y estuve a punto de dejarte un comentario; tu referencia a un libro me hizo interesarme por la literatura norteamericana. Pero tengo la impresión de que no le dí a publicar y al final lo borré, así que ahora me dejas asombrado.
Y en cualquier caso, estoy seguro de que si no has podido hacer eso que tanto te gusta será por un motivo superior.
Me has dado una alegría. ¡Un abrazo!
Aunque intento que este blog no se someta demasiado a las cuestiones de actualidad, a veces me da pena no reflejar en él acontecimientos que pienso pueden tener interés. Un ejemplo fue la entrada que dediqué a Celia Hart; no resistí no hacer una mención a ella.
Así que he pensado que tal vez, a pesar de la limitación de caracteres que blogger impone, podría, a través de los comentarios, hacer mención de esas cuestiones que se salen de la temática general del blog. Sería como una conversación más particular con quienes han comentado. ¿Qué opinión os merece esta idea? ¿Se os ocurre otra forma de darle cauce?
Para primer intento, vaya un enlace a una carta de René González Schweret. Me parece que su interés viene de la situación de René, en prisión, y del modo en que nos muestra su vitalidad, su talento y su compañerismo, junto con su ánimo de seguir luchando por las ideas en las que cree, ideas que nos hablan, en mi opinión, de su amor por la humanidad:
http://la-isla-desconocida.blogspot.com/2009/09/carta-de-un-lector-muy-especial-rene.html
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