miércoles, 28 de mayo de 2008

LOS ÁNGELES DEL INSTANTE


Una breve introducción:
Escribí ocho o diez poemas entre los veinte y los treinta años de mi edad. Nunca he querido publicarlos. Son apasionados; intentan expresar emociones relacionadas con el amor y el paso del tiempo. Los amores correspondidos siempre he preferido vivirlos antes que escribir sobre ellos.
Recibo tanto afecto en vuestros comentarios, que me atrevo a mostrarlos aquí. Nada hay más penoso que encontrar por la calle a un conocido que se dirige a nosotros, arrollador, diciéndonos: "precisamente llevo aquí unos versillos..." Si fuera el caso, espero que me lo hagáis saber.
Tomo generalmente la forma de los cuartetos de la tradición castellana y la forma de los tercetos de la tradición inglesa. Así que se trata de un soneto híbrido.


I
de hierro y de crudeza y fuego armado.
Fray Luis

Llega la nave al fin a puerto oscuro
Rota la vela ya y desarbolada.
Por la herida va el alma derramada,
Y las potencias por el aire puro.

A la muerte no espera en lo seguro,
Porque a la vida el alma está agarrada;
Y se vuelve a las olas, preparada
A combatir al enemigo duro.

Aunque dispuesto el corazón se halla
A defender sus lazos con la tierra,
Y los llorosos ojos, a la guerra,

Y la sangrienta mano a la batalla,
Esto todo lo arrasa el tiempo airado,
De hierro y de crudeza y fuego armado.

11 comentarios:

Maykel dijo...

Me ha gustado mucho. No puedes negar -hibridez mediante- que lleva la marca de los siglos de oro. Parece un sonetillo conceptista.
Si no me dices que es tuyo hubiera podido atribuírselo a alguien, como Lezama, cuando Pepe Rodríguez Feo le envió un soneto de verdad conceptista sobre los huesos y la muerte; el pobre Lezama lo creyó de su amigo y se permitió los elogios más excelsos.
Dime lo que quieras, pero siento en ese texto que quieres presentarnos como lúdico -"juguetes" dices- algún matiz agónico...

Animal de Fondo dijo...

Gracias por el ánimo, Maykel. Espero que en los siguientes te parezca menos agónico, ya que en aquella época siempre pensaba que el amor vence al tiempo, al enemigo. Por otra parte, desde muy niño busqué formas de protegerme de la edad, buscando ni ver aquello que el tiempo lleva. Aunque tal vez para eso habría que no ver nada. En todo caso era bastante otro cuando escribía, si es que se puede serlo.
No quise ser conceptista. sino algo anterior a esa época, tal vez en la que Quevedo quiso colocar a Francisco de la Torre. Y dije juguetes en recuerdo de Quevedo también; no me acuerdo ahora a qué obras le asignaba él esas palabras, pero algunas eran, tal vez las de burla.
No son lúdicos y encima yo estoy un poco melancólico sin motivo. No hago mas que releer tus gatos y no soy capaz todavía de comentarlos. Ya lo haré.
Por fin, en cuanto a la parte híbrida, habría mucho que decir. Borges me parece recordar que incorpora tal cual la versión inglesa pura, con métrica castellana, con tres cuartetos sin enlazar y un pareado; en cuanto a la forma, sin hablar de las capacidades personales que son lo decisivo, claro, me parece que este híbrido no está mal; en la primera parte, el encadenamiento da más fuerza a los castellanos, pero en la segunda, los ingleses ganan. Los tercetos de la generación del 27, que generalmente enlazan 1/4, 2/5, 3/6, dejan la rima demasiado lejos, para mi gusto; a tanta distancia, se apaga demasiado, pienso. De lo castellano, lo que más me gusta es 1/3/5, 2/4/6.
Un abrazo, Maykel.

Joselu dijo...

Los versos que guardo de mi adolescencia son menos afortunados que estos que mantienen el equilibrio y la madurez de lo clásico. Me atrevo a intepretar que el poema refleja y expone hábilmente ese dolorido sentir garcilasiano junto con el tiempo airado también de ecos clásicos. Me ha sorprendido gratamente esa arribada a puerto oscuro de la nave desarbolada. Contención, medida, tensión interior, preparando quizás la explosión emocional en alguno de los que seguirán, quizás. Un cordial saludo.

Animal de Fondo dijo...

Gracias por tu comentario, Joselu. Entre todos vamos formando una urdimbre que me parece muestra una figura que solamente podemos ver los que la estamos tejiendo. Una urdimbre de afectos, sobre todo, como el que me traen hoy tus palabras. Y me parece que por mucho que se esfuerce Google, por ahora no dispone de medios para estar en el secreto.
No tengo "luz larga", como dicen los cubanos, así que los poemas que pondré aquí no están ordenados con ningún criterio especial. Verás que son pocos, y la mayoría surgidos a propósito de una anécdota o de un enamoramiento repentino, cosa que era muy normal en mí.
Un abrazo.

Gemma dijo...

Bueno, como Joselu ya ha hecho la crítica literaria (¡para eso es el maestro! :)) a mí me queda solo darte las gracias por compartir soneto (¡y qué difícil es escribir un buen soneto!... ¿más que hacer una casa o casi igual?) y resistirme a hundirme en el barco... Te acuerdas, ¿verdad?, "Caronte: yo seré un escándalo en tu barca"...
Ahora, que a pesar de mi rostro grecolino, ni soy manierista ni sé lo que soy, os dejo con Juana de Ibarbourou y con el gustito de haber leído el casi naufragio juevenil de Femesmenota... No te hundiste, no perdiste del todo la batalla ¿verdad? ¿O es que te rescataron en el terror de cañonazos y tormentas... piratas, trinitarios, o buscadores de tesoros?

Buen fin de semana para este patio de vecinos...

Víctor Sampayo dijo...

La introducción nunca es desdeñable, sin embargo el poema habla por sí mismo. Lo he leído en voz alta (como dicen que se deben leer los poemas) y casi he terminado gritando un murmullo. Un abrazo, querido Animal de Fondo...

Cariátides dijo...

Me ha encantado, es sólida en su estructura y delicada en su esencia. Es como tú, Animal.

Un saludo marino.

Animal de Fondo dijo...

Querida Jueves: Sí, viene muy al caso el soneto de Juana de Ibarbouru, que es otra forma de ver los hechos; uno de los primeros poetas que leí, creo que poco después de Rubén Darío, que fue quien me maravilló inicialmente. Muchas veces he repetido en mi interior, ante una situación particular, el "Tómame ahora que aún es temprano...". Y casi siempre, al poco, desgraciadamente, también continué: "Y te di el olor..." que sigue con el "Y tú, dios de piedra...".
No sé si conocerás unos versos de Rubén que siempre he recordado, creo que los escribió en una hoja de álbum:
"Cuando la vio llegar el pobre mozo/y oyó que le dijeron: es tu amada,/lanzó una carcajada,/alzó la copa y se bajó el embozo./¡Que improvise el poeta!, y habló luego/del amor, de la gloria, del destino/y al aplaudirle la embriagada tropa,/se le saltó una lágrima de fuego/que fue a caer al vaso cristalino./Después alzó la copa/y se bebió la lágrima y el vino."
Claro, no es de los poemazos de Rubén Darío, pero yo le encuentro gracia, me gusta mucho.
Que te pongas buena y estés bien, las dos cosas.
Besos.

Animal de Fondo dijo...

Os contesto a los dos juntos, Víctor y Cariátides, y es que en pocas palabras me decís mucho los dos; me dais el afecto al que me refería en la introducción. Es ese afecto el que me hace estar tan atrevido últimamente. ¡Gracias!

Darth Tater dijo...

Hola Animal,

Me ha gustado éso de vivir los amores correspondidos antes que escribir sobre ellos... no sé de tercetos ni cuartetos ni sextetos, ¡ah sí! conozco los de Brahms... de cualquier modo, me gusta el lenguaje, me gusta la intensidad y me gustan las imágenes.

Saludos,

Animal de Fondo dijo...

Gracias por la visita y por el comentario, Darth. Me encanta que te guste, claro. Otro saludo afectuoso para ti.