
El por qué funciona el invento, ya lo explica maravillosamente Proust, así que no lo repetiré. Como alguien no lo habrá leído, sí tengo que resumir que el olfato es el sentido capaz de retrotraernos a otra situación emocional anterior; es decir, tiene potencia suficiente para funcionar como una máquina del tiempo casera. Al volver el aroma de la magdalena, vuelve nuestra querida abuela y volvemos a ser el niño que fuimos.
El problema:
El problema que trata de solventar esta receta consiste en que las magdalenas de que disponemos están en nuestra memoria y, por desgracia, no las hemos colocado nosotros voluntariamente, por lo que su poder de evocación no está puesto para servirnos en lo que nos convenga; la situación a la que podemos volver es una cuestión de azar. Esto es lo que trata de resolver la receta.
Receta (sale cara):
Cómprese una caja de veinticinco tabacos cubanos. Deben ser de buena marca, conocida por el comprador, que es preciso sepa apreciar el tabaco cubano. Tiene que ser adquirida en un establecimiento oficial y de toda confianza, ya que cualquier error en la calidad del producto base puede dar al traste con la receta. Sin embargo, es imprescindible que la marca que se use nunca haya sido probada por quien pretenda cocinar la receta. Sugerencia: Coronas gigantes de Bolívar.
Modo de cocinarla:
Cuando el sujeto se encuentre en una situación de felicidad verdaderamente memorable debe abrir la caja de tabacos (que mientras tanto tiene que haber sido conservada en perfectas condiciones) y encender y fumar el primero de ellos. No tendrá que hacer ningún esfuerzo especial aunque, claro está, ha de saber fumar tabaco, ya que si se le quema la lengua, los labios o traga una cantidad inadecuada de nicotina se estropearía el proceso.
Explicación:
Los tabacos cubanos tienen a menudo un carácter espectacular y al mismo tiempo único e individual. Presentan una potencia de aromas desbordante e inolvidable, por causa de su marcado acento. Por este motivo, la primera vez que se consume un tabaco de una marca, este suceso se fija en el ánimo del consumidor, que si sabe enlazar correctamente la situación emocional adecuada con el correspondiente aroma, podrá revivir con posterioridad la situación de partida.
Modo de empleo:
Se dispone entonces, con cada caja de tabacos, de 24 oportunidades de revivir de nuevo la situación primeramente fijada. Cuando se desee volver a ella se encenderá un tabaco nuevo y al sentir la intensidad de su aroma peculiar, cerrando los ojos y tratando de minimizar la influencia de los otros sentidos, podrá volverse a todo placer, con la dicha máquina del tiempo, a la situación emocional anterior.
Peligros:
Si se usa para evocar situaciones ligadas a otros seres contingentes, la máquina del tiempo puede devenir peligrosa, si es que dicha contingencia se ha manifestado en el lapso transcurrido entre las dos situaciones a enlazar. En ese caso podría producir llanto no querido al contemplar la felicidad ya pasada.
Uso indebido:
Esta receta no debe usarse para fijar situaciones insatisfactorias.