sábado, 26 de enero de 2008

SEIS VERSIONES DE SHAKESPEARE

Como tantos, no he sido capaz de escribir versos mas que cuando he vivido solo; en mi etapa de estudiante, un conocido de entonces, Alejandro, me propuso el ejercicio de traducir el Soneto XVIII de Shakespeare. Aunque no sabía suficiente inglés como para poder hacerlo, tenía en mi poder ya las dos o tres versiones que me interesan de los sonetos, así que hilando de aquí y de allá, como soy atrevido, pude escribir la versión solicitada, en la que todavía se advierten las carencias que antes he descrito. Espero que os guste.

SONETO XVIII

Shall I compare thee to a summer's day?
Thou art more lovely and more temperate:
Rough winds do shake the darling buds of May,
And summer's lease hath all too short a date:

Sometime too hot the eye of heaven shines,
And often is his gold complexion dimm'd;
And every fair from fair sometime declines,
By chance or nature's changing course intrimm'd;

But thy eternal summer shall not fade
Nor lose possession of that fair thou ow'st;
Nor shall Death brag thou wanders't in his shade,
When in eternal lines to time thou grow'st:

So long as men can breath or eyes can see,
So long lives this, and this gives life to thee.

Ahora la Versión de Manuel Mujica Lainez:

¿A un día de verano compararte?
Más hermosura y suavidad posees,
Tiembla el brote de Mayo bajo el viento
y el estío no dura casi nada.

A veces demasiado brilla el ojo
solar, y otras su tez de oro se apaga;
toda belleza alguna vez declina,
ajada por la suerte o por el tiempo.

Pero eterno será el verano tuyo.
No perderás la gracia, ni la Muerte
se jactará de ensombrecer tus pasos
cuando crezcas en versos inmortales.

Vivirás mientras alguien vea y sienta
y esto pueda vivir y te dé vida.

No cabe duda de que el endecasílabo "toda belleza alguna vez declina" es un hallazgo memorable. Otra versión interesante es la de Agustín García Calvo, que me costó mucho encontrar, siempre agotada en aquellos tiempos y siempre carísima (para alguien sin ingresos propios, claro). Interesante, es por demás, pero en mi modesta opinión se propone un imposible, que es hacer versos de trece sílabas en castellano. Por eso, el intento de García Calvo me parece al mismo tiempo fallido y digno de admiración:

¿A un día de verano habré de compararte?
Tú eres más dulce y temperado, un ramalazo
de viento los capullos de mayo desparte,
y el préstamo de estío vence a corto plazo;

tal vez de sobra el ojo de los cielos arde,
tal vez su tez de oro borrones empañan,
y toda gracia gracia pierde pronto o tarde,
que ya accidente o cambio natural la dañan.

Mas tu verano eterno ni jamás se agosta
o pierde prenda de esa gracia en que floreces,
ni Muerte ha de ufanarse que a su negra costa
vagues, que cara al tiempo en línea eterna creces.

En tanto aliente un hombre o ver el ojo pida,
vivo estará este verso, y te dará a ti vida.

Ya se ve que si cortamos la sinalefa e interponemos una cesura en
"En tanto aliente un hombre | o ver el ojo pida,"
conseguiríamos un verso de catorce sílabas, que ya es castellano.

La versión de Fátima Auad y Pablo Mañé Garzón es la que ha sido reeditada un mayor número de veces:

¿Debo compararte a un día de verano?
Tú eres más adorable y mejor templado:
rudos vientos baten los suaves capullos de mayo
y el arriendo del verano vence en fecha demasiado corta:
demasiado ardiente a veces brilla el ojo del cielo
y a menudo está velado su dorado semblante;
y toda belleza alguna vez decae de su estado,
despojada por el caso, o por el mudable curso de la naturaleza;
pero tu eterno verano no se desvanecerá
ni perderá la posesión de tu belleza,
ni la muerte podrá envanecerse de tenerte en su sombra,
cuando tú crezcas en el tiempo en versos eternos:
mientras respiren hombres y ojos vean
así viviran éstos y a ti te darán vida.

Por último, mi versión:

No puedo compararte a un día de verano;
Al verano le falta tu dulzura serena.
El que abrasa los brotes que mayo trae en la mano,
De su cruel usura contempla el arca llena.

Demasiado se enciende muchas veces el cielo,
Y otras veces su oro sin razones se sacia,
Y aún otras muchas veces, cuando descorre el velo,
Los cambios naturales han herido su gracia.

Pero tú siempre estás en tu verano eterno
Y no deja tu sol jamás de florecerte,
Y ni la negra noche se atreve con su infierno
A interrumpir al tiempo que ansía poseerte.

Mientras vivan los hombres, mientras los ojos vean,
Que te den mis palabras la vida que desean.

Aunque acaso todo esto lo dijera más sencillamente (y con la vanidad de la primera juventud tal vez) Ernesto Cardenal, en los Epigramas, antes de que se manifestara su vocación religiosa:

Cuídate Claudia cuando estés conmigo
porque el gesto más leve, cualquier suspiro
de Claudia, el menor descuido,
tal vez un día lo examinen eruditos,
y este baile de Claudia se recuerde por siglos.
Claudia, ya te lo aviso.

O más, mucho más sencillamente en ese único verso del poema perdido de Catulo que siempre me gustó:

... pero no escaparás de mis yambos.

PD. A la hora de publicar el artículo, he buscado en Google, con objeto de dilucidar una errata y me encuentro con esto. ¡Podía haberme ahorrado teclear un montón de palabras!

5 comentarios:

Marina Guevara Valdés dijo...

Revisé la página que citas, y la verdad es que me da gusto que no te hayas ahorrado tanto tecleo. Tu versión me parece muy afortunada. Quizá solo comentaría el último verso: Que te den mis palabras la vida que desean. La original "so long lives this" implica no una intención sino una promesa ineludible, algo así como: te darán mis palabras la vida que desean. Me gustaría saber qué piensas al respecto. Gracias, y de nuevo una felicitación por el poema. Pablo

Animal de Fondo dijo...

Amigo Pablo, muchas gracias por tus palabras tan amables.
Con respecto a tu sugerencia, creo que tienes razón por completo. Cuando hice la versión apenas sabía inglés. Era joven, atrevido y apasionado. Así que, ante la propuesta de mi amigo Alejandro, me armé de diccionario y de traducciones de otros y fui componiendo como pude los versos, sin que me importara verdaderamente la fidelidad al original. Por eso nunca llamé traducción al poema.
Hace muchos años que escribí estos versos. Hay, por tanto, bastante distancia entre el muchacho que los hizo y quien soy ahora; por eso no me atrae demasiado corregirlos con un "te darán" en vez del "que te den". Habría que cambiar tal vez el poema entero de modo que reflejara la visión del otro que te escribe, Pablo. ¿Por qué no lo haces tú?
Gracias por leer completa la entrada y por el esfuerzo de comentarla.

Marina Guevara Valdés dijo...

Caro Animal, una cosa que si que no me gusta, es la obstinación de Anuad, Mañé y Calvo por darle un sexo masculino a la esencia amada... que es lindo poder decírselo con libertad a una mujer sin que suene a "temperado" ella. Gracias por tu generosa respuesta. Tomaré tu propuesta y si sale algo no tan malo puede ser que un día lo encuentres, a tu vez, en un blog. Me despido sólo con el deseo de que si bien, no tan joven, continúes siendo atrevido y apasionado. Gracias de nuevo.

Unknown dijo...

No tengo conocimientos de poesía. Este poema lo escuche hace algunos años, hace poco sucedió lo mismo; ayer por la noche en la película "Venus" me gusto mucho como lo recitan y la escena en que sucede, así que medí a la tarea de buscarlo. He leído toda tu entrada y me gusto mucho tu traducción, no tienes pretensión en ello, consigues una traducción sencilla y exquisita, la corrección que te hacen de <> suena mejor. Muchas gracias por compartir tu conocimiento

Animal de Fondo dijo...

Amiga Karina, muchas gracias por tu esfuerzo al comentar y por supuesto por tus palabras.
Estoy convencido de que la sugerencia de Pablo fue acertada; el blog tiene una licencia CC que permite modificar cualquier texto. Lo que ocurre es que ya no soy el muchacho que lo escribió. Este poema es una de los pocos reflejos que quedan de él. Así que prefiero reflejar lo que fui. El que soy ahora carece del ímpetu necesario para reescribirlo.
¡Gracias!