Apresurando, loca, la partida,
Con el amor, a restañar la herida
Con que a la cara el tiempo condecora.
La voz que se apagó, vuelve sonora;
Vuelve brillante la color perdida,
Y, joven otra vez, vuelve a la vida
La pasada presencia que enamora.
Estas cosas del cauce del olvido
Saca la muerte, pero tú en mi espejo
No verás deshojarse tu reflejo.
Eres ahora la que siempre has sido.
Aún te ama mi niñez, y para verte
No preciso los ojos de la muerte.