sábado, 7 de junio de 2008

CANAS FINGIDAS


A una mujer que había tintado de blanco un bucle de su pelo.

Hasta morir a vuestros pies rendido

Garcilaso

Canas fingidas, que tiñendo un rizo
De su cabello, falso y figurado,
Sobre mi corazón habéis echado
De un solo golpe infierno y paraíso,

Habéis hecho conmigo lo que no hizo
Con ella el tiempo, dictador airado;
Y luego me dejáis abandonado,
Queriendo el alma lo que ayer no quiso.

Se borrarán las canas de tu frente
Y volverás a recibir sonora
A las doradas ondas de la aurora

Que el tiempo apagará incesantemente.
Después, y con las nieves verdaderas,
Me rendiré como con las primeras.

9 comentarios:

Cariátides dijo...

Este me resulta gracioso. Admiro quien se deja sus canas sin teñir...

Un saludo.

Animal de Fondo dijo...

Cariátides, estoy muy mal de tiempo ahora mismo y hasta el martes no podré comentar tu infinito, así que por ahora me quedo con las ganas, que son muchas.
Un abrazo

Cariátides dijo...

Sin problemas Animal, sabes que mis post no caducan. Me alegra saber que te lo has leído aún estando mal de tiempo e intuyo que tines ganas de responderlo largo y lento... ya nos vamos conociendo...jajaja

Otro abrazo.

Cariátides dijo...

¡¡Ah!! Por cierto, en este instante ando tiñendo mis canas, que haberlas haylas. Hago al revés que la mujer que conociste...

odette farrell dijo...

Qué bella poesía Fmesmenota...

Y hablando de canas, yo ya tengo varias... pero me gustan como se ven :)))

Animal de Fondo dijo...

Gracias por tu visita, Odette, ya te vi en Acapulco pasándolo bien. ¡Qué fotos más bonitas! A mí también me gustan las canas, y sobre el mismo tema del amor y el tiempo tengo escrito algún poema más, más apasionado también que éste. Espero que te guste también cuando le llegue el turno.
Ya te queda poco para el viaje. Y te aseguro que no solamente tú tienes la curiosidad por lo que pasará. Claro, estoy seguro de que será todo bueno, pero me gustará conocer los detalles cuando suceda. Un abrazo.

Gemma dijo...

Han llegado de repente y me resistí al princicipio: tú, fuera; tú, también... ¡Aquí no hay cana que valga!

Pero me vencieron, tuve que rendirme... Así es que eel verano pasado me llegaron dos al flequillo: dos juntitas, pequeñas, con aspecto cana rebelde... Las he cuidado, han crecido, me las busco cada mañana, no sea que en algún tirón me abandonen...

Sé que dos no es mucho, ¡pero es que siempre quise tener un hermoso mechón blanco!

Conservo la esperanza...

Abrazos

(Aprensdiz de sonetos: sigo atenta...)

Animal de Fondo dijo...

Querida Jueves: con tus noticias estoy más tranquilo. Aquel mechón blanco me impresionó, daba como un rasgo de atrevida madurez a la chica que se lo puso. Nunca la volví a ver, pero le escribí el poema.
Para que te rías, el otro día entro en el ascensor con mis hijos y de pronto me sorprendí de la cantidad de canas que tengo. Todos se reían, porque yo verdaderamente me extrañé, me parecía que me habían salido en el fin de semana. Ahora, como siempre voy pensando en otras cosas, y donde me afeito no hay mucha luz, pues me parece que han disminuido.
Abrazos.

Darth Tater dijo...

Me gustaría pensar como Jueves acerca de mis canas. Pero no puedo. Prefiero el disfraz. Prefiero pensar que cambio de escenario y de autor, prefiero pues, teñirme las canas. ¿Que cuántas tengo? No lo sé. Supongo que son pocas y todas en las sienes. No es que me disgusten. No es que me hagan sentir mal. Simplemente, me gustan las mascaradas.
Un beso y sigue por favor, publicando palabras tan hermosas.